jueves, 25 de febrero de 2010

¿Consume usted Productos Piratas?



¿Consume Usted Productos Piratas?

(2004)

¡Yo no tengo inconveniente en consumir productos piratas! y no lo considero ninguna deshonestidad. La deshonestidad es la de los voraces industriales y comerciantes con sus precios inalcanzables. ¡Qué vergüenza que las autoridades sirvan sólo a los ricos y poderosos!

En lugar de perseguir vendedores de discos piratas y productos con marca "pirateada", deberían perseguir narcotraficantes, secuestradores, violadores y contrabandistas. ¡Cómo se nota que los industriales productores de todas esas “chucherías” son los que más embutes le dan a las autoridades fiscales y policíacas! Prácticamente los tienen a su servicio.

El mandamás o dirigente de la CONCAMIN nos dio a conocer, hace poco, una noticia (para ellos dramática) que en realidad resulta económica y socialmente ¡estupenda! Escuche usted: ¡Diez millones de mexicanos viven de la piratería!

Quiere decir que antes de la piratería de los productos, diez mil industriales (por decir un número de industriales) se quedaban con todo el dinero y, ahora, participan de un poco de su riqueza a diez millones de mexicanos, lo que quiere decir que, sin las persecuciones alevosas (que mediante los entres y regalitos realizan los tiras) podría duplicarse el número de dependientes de la piratería y en lugar de setenta millones de pobres, habrá sólo cincuenta. Esto es: ya no serían diez sino veinte millones, los que vivirán de la piratería. ¡Bueno! ¡Ya vamos por menos! ¡Oiga usted! ¡Qué buena solución para abatir la miseria y el desempleo! ¿No le parece?

Así que, es bueno que esta actividad siga avanzando, porque llegará el día que muchos participen de una más justa distribución de la riqueza y conste que trabajando, porque es duro asolearse durante ocho horas por lo menos y soportar las inclemencias del tiempo en un puesto en la calle.

¡No compres música robada! ¡Comprar música robada es un delito! difunde los medios radiofónicos y televisivos.

¡De veras se pasan de ignorantes los publicistas y los que permiten que salga al aire! Música robada es la que algunos que se dicen compositores se adjudican y explotan en su beneficio sin participar de la ganancia al verdadero autor. Eso, es música robada, como la que comercializan algunas disqueras sin pagar las regalías de ley.

Que se miren al espejo y se revisen bien para que comprueben que ellos sí roban, puesto que venden sus productos a precios que no puede pagar el mexicano que vive eternamente en una economía precaria. Ustedes dirán: “no existe control de precios para estos productos”, en efecto, pero ¿cuánto pagaron de salario al obrero que intervino en la producción de esos artículos? Hablemos de discos musicales: Con sólo el valor de un disco musical, al precio de mercado que pagaran los patrones como salario diario al trabajador, alrededor de $250.00, el trabajador viviría más o menos decorosamente.

El importe de 30 discos sería la percepción mensual del obrero. Ellos, los fabricantes, venden millones en $250.00, siendo que el costo real, incluyendo músicos, cantantes, materia prima, sueldos, regalías e impuestos, difícilmente sobrepase la décima parte de esa cantidad.

Cómo no va a adquirir un estudiante, profesionista o artesano un programa de computación pirata inherente a su actividad, en $ 300.00 o $ 400.00, si el precio del original es de cuatro, cinco o seis mil pesos. Precio que de ninguna manera se justifica, pero ¡allá ellos! porque: o moderan sus precios o comparten ganancias con la piratería. Ya no hablemos de vinos y licores, de ropa, de perfumes, y ahora hasta de libros, tanto de buenas obras literarias, como de las llamaradas de petate llamadas “best sellers” Ya sabe usted, mi apreciado, que este es un círculo vicioso. Veamos: el que vende productos piratas le “entra” con el judicial o el fiscal; el propietario de la marca pirateada también le entra con el judicial o el fiscal; el judicial o el fiscal le avisa al pirata que habrá operativo y le aconseja que ponga algo de chatarra en el puesto. A los que no han querido entrarle, no les avisa. Viene la incautación, después la repartición. Posteriormente la destrucción de un resto de lo incautado y finalmente los productos piratas, mediante un dinerito regresan parcialmente a su puesto.

De no haber enciclopedias, manuales, cursos, etc., etc., piratas: ¿cómo podría adquirirlas quien se va a capacitar y a preparar para el progreso?, (enfundado además en un "levis" parecido al que cuesta diez veces más). ¿Cree usted que le va a hacer mucho daño a Luís Miguel ganar diez millones de dólares en lugar de quince, por lanzar sus desaforados y mantecosos gritos? ¿Verdad que no?

¡Que paren el contrabando! ¿Por que no lo hacen? Ese sí daña al Fisco y a la CONCAMIN. Esa sí sería una acción de gobierno aplaudida por el pueblo. Pero, ¡bueno!, para que pedirle peras al olmo.

En fin, el objetivo de este artículo es determinar quién es más deshonesto: el que explota a sus trabajadores y cotiza su mercancía a precios estratosféricos, el que vende a precios al alcance de todos, copias: buenas, malas o regulares de esos productos, o los que los consumimos.

Usted, ¿consume productos piratas?

Dzunum

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