lunes, 7 de junio de 2010

¡Mil Perdones Grecia!



¡Mil Perdones Grecia!

Excelentísimo Sr. Embajador
de la República Helena.
Sr. Dionissios Kodellas.

“Los atletas y visitantes mexicanos que asistan a los Juegos Olímpicos Atenas 2004, se sentirán como en casa”, fueron las amables palabras expresadas por usted el pasado mes de junio a las que agregó, “que lo dicho se basa en el carácter abierto y hospitalario de ambos pueblos (el griego y el mexicano) de los que se desprende una larga y rica historia”

¡Y dijo usted una gran verdad!

Nuestra cultura original y nuestra auténtica historia es la prehispánica: Nuestros maravillosos arquitectos, astrónomos, matemáticos, médicos, sacerdotes, militares y poetas, fueron mayas, toltecas, teotihuacanos, aztecas; los pobladores del territorio de Meso América. Ellos edificaron las grandes y hermosas ciudades cuyas ruinas subsisten y sufrieron la dolorosa conquista europea y la destrucción casi total de su cultura cuyos vestigios materiales e intelectuales, los verdaderos mexicanos tratamos y deseamos reivindicar.

En México, como en el mundo entero, reconocemos a Grecia como la cuna de la cultura del viejo mundo. La humanidad se sustenta de la filosofía y sabiduría de los grandes pensadores e historiadores griegos. La sociedad, el gobierno, la escuela y la familia inclusive, se basan en los patrones de ese pueblo helénico genial y sin paralelo en la historia universal.

La educación en México, como en el resto del mundo, contempla la historia de Grecia, su mitología, su arte escultórico y arquitectónico, sus filósofos, matemáticos, políticos, oradores, historiadores, literatos, militares, etc., etc.

Se enseña también en las escuelas mexicanas el alfabeto griego y la etimología griega también, de las abundantes palabras o vocablos que forman parte del idioma español que aquí hablamos.

¡Grecia está presente en todos los ámbitos de este país donde se respire cultura!

Desgraciadamente, excelentísimo señor embajador, la anticultura se ha extendido en México y la educación, el civismo y los valores morales han venido mermando paulatinamente.

De ese sector social, vergüenza de nuestra nación, provienen las alimañas como aquella que se orinó sobre la llama eterna de la tumba del soldado desconocido en París y a quien, en lugar de deportar, lo hubieran puesto a limpiar letrinas con la lengua.

Respecto del mal comportamiento del “equipo de televisa” que pretendió hacerse “chistoso” simulando un asalto en Atenas, hace pocos días, ¡Qué bueno que ya les dieron un susto! Esa es la gente de la anticultura a que me refiero.

No se extrañe usted si el payaso Brozo pretende orinarse sobre la flama del fuego olímpico, porque, aunque usted no lo crea, hay imbéciles a quienes eso les causa risa.

Por desgracia los medios educativos que fueron predominantes: la escuela misma, el hogar y el libro, han sido suplantados por los llamados medios electrónicos de comunicación masiva, que en México, como usted lo sabe, en el caso de la televisión, así como ha servido para impartir educación básica (primaria y secundaria), alcanzando núcleos de población perdidos en la geografía mexicana, se ha ocupado de difundir conocimientos, habilidades y ejemplos nocivos que además de ser idiotizantes, tienden a envilecer al individuo.

La radio y el cinematógrafo no se han quedado atrás y mientras uno difunde en un noventa por ciento, lo peor de la música gringa y de la insoportable propaganda política, el cine sólo se ocupa de argumentos e imágenes degradantes.

La Ley que regula a los medios de comunicación, prohíbe terminantemente la forma en que estos se manejan pero, por desgracia, esa Ley, es letra muerta para las autoridades mexicanas.

Quiero aclarar a su excelencia que, esos individuos que fueron a ese culto país que usted dignamente representa, a querer pasarse de vivos, y, que nada tienen que hacer en un ambiente deportivo, no representan a México.

Yo, como mexicano, le ruego que perdone la conducta de éstos, en mala hora paisanos, así como lo distraído de nuestro Canciller.

Dzunum.

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