miércoles, 15 de septiembre de 2010

Donde dije digo, digo Diego


“Donde dije digo, digo Diego”
   Mayo 2010

Y el “dicho” viene al caso porque ahora que cayó en desgracia Diego, muchos, muchísimos se contradicen y arman un perfil casi angelical para Diego Fernández de Ceballos. Hipótesis, hipótesis y más hipótesis de parte de los “medios” y de los ciudadanos en general, se construyen, plantean y divulgan a los cuatro vientos, señalando (hipotéticamene) los motivos, circunstancias y expectativas de la desaparición del súper polémico y dicharachero abogado y político de “sangre azul” con cualidades histriónicas que atenúan un poco su estilo soberbio y despótico.


Valiente, sin duda. No obstante ser un destacadísimo personaje dentro de la política (a la mexicana) y haber escalado hasta la candidatura a la presidencia de la República Mexicana, en las elecciones inmediatas al cobarde asesinato de Luis Donaldo Colosio, les ha puesto el ejemplo a todos los maricones que no pueden prescindir de guaruras y gorilas, desempeñándose solo y su alma en sus múltiples tareas sin ocupar siquiera chofer pensando, acertadamente, en aquello de “mejor sólo que mal acompañado” o “cuando te quieren matar te matan con todo y guaruras”


Las líneas de investigación de las “flamantes” autoridades judiciales y policíacas, no pasan de ser sino las que convienen a la política del gobierno:


Guerrilla (aun cuando se deslindó el EPR que juega limpio)


Secuestro (para obtener dinero o rescate)


Venganza (por cualquiera de los múltiples chanchullos del traficante de influencias)


Eliminación (por su poderosa influencia política, puede ser por parte de “melón o de sandía”) azul o tricolor.


(Lo que está en letra cursiva es por mi cuenta)


No se atreva usted a sugerir que el gran adicto a los habanos y al dinero tiene múltiples enemigos que desearon verlo en el actual infortunio, (no nos contamos) porque le van a decir como a López Dóriga: “que se calle porque pone en riesgo la vida del desaparecido”


Como no podemos quedarnos con las ganas de expresar nuestra propia hipótesis, con el permiso de televisa, opinamos que se ha iniciado el ataque contra el gobierno y el partido de la reacción. A juicio del atacante, hay que hacerlos polvo para que ni remotamente tengan posibilidades de permanecer en el poder. ¡Hay que dejarlos (al PAN) como estaban antes! De adorno.


Ruda embestida comenzando con el asesinato del candidato panista a la alcaldía de Valle Hermoso, Tamps.


Y si el crimen contra Mario Guajardo V. no les convence de la animadversión que existe contra el PAN, la desaparición del más influyente pilar del partido de acción nacional, no les dejará lugar a duda a correligionarios y amigos del que bautizó la sociedad femenina mexicana como “el viejerío”


Mientras tanto, o mejor dicho en el ínterin, en la blanca Mérida, la derrota de los panistas es casi total (en diputaciones locales y presidencias municipales). Casi todas las diputaciones (13 de 15) y el 70 % de las alcaldías incluídas las principales de la tierra yucateca, (Mérida, Capital del Estado, Valladolid, Progreso e Izamal), de los 106 municipios de la entidad. En esta demoledora maniobra, curiosamente intervino la voluntad de la mayoría del pueblo yucateco, en las urnas electorales; ¿Ambivalencia? ¿Volubilidad? ¿Hartazgo? ¡Sabe Dios!


El PAN vivirá los próximos setenta años (por lo menos) de las migajas políticas dentro de esta entidad federativa que dejó de ser bastión del desastroso partido azul. Pero concluyamos:


La hipótesis de la desaparición del “Jefe Diego” (que deseamos aparezca con vida)


es, en nuestra opinión, parte del plan para la desaparición o desintegración total o parcial del partido en el poder. ¿Por parte de quién? se preguntará el lector.


Pregúntele a los grupos paramilitares y a los genocidas impunes. Sí, esos mismos que asesinan a los izquierdistas. Tlaltelolco, San Cosme, Aguas Blancas, Acteal, etc., etc. y que le están ahorrando el trabajo a la guerrilla con el debilitamiento político del pésimo gobierno espurio que padecemos.


¡Bueno! Es solamente una hipótesis ya que también tenemos nuestro corazoncito.


Por cierto que, se me ocurre, que podrían los investigadores darse una vuelta por Punta Diamante (allá por Acapulco) y preguntarle a los vecinos de Diego, como Camil y Zedillo si lo han visto por allí.

Dzunum

Nota.-Si la hipótesis aquí sugerida le resulta confusa, no se moleste en dilucidarla, sucede que “donde dije digo, digo Diego” Usted perdone.

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