martes, 25 de mayo de 2010

Saint Exupéry



 
Saint Exupéry.
Abril 2004

Antoine de Saint Exupéry, nació en Lyon, Francia en 1900 y murió en misión de guerra en 1944 desapareciendo en vuelo al partir de la isla de Córcega.

Invaluable y hermoso legado para la humanidad, dejó este piloto aviador, escritor y poeta brillante, autor de El Principito, un hermoso relato y poema en prosa sencilla, plena de fantasías infantiles de inigualable belleza y sabiduría.

El Principito encierra toda la ternura que se alberga en el alma y su lectura nos transforma y nos vuelve más sensibles, al amor a los niños y al prójimo.

Su crítica al egoísmo de los seres humanos, a su materialismo, a sus adicciones y sobre todo a su terrible defecto, el de ser adultos, nos hace reflexionar y tratar de encaminar nuestros pasos hacia el cariño, la pureza y la sencillez hacia las grandes cosas que nos ofrece la vida y que están al alcance de todos aquellos a quienes no ciega la soberbia.

Cuando la humanidad tenga el deseo de volar al desierto para llegar a tiempo de salvar de la muerte al Principito y protegerlo entre sus brazos, vamos a disfrutar con plenitud la vida en este azul planeta.

Estos breves párrafos que anteceden, escritos con toda la sinceridad del corazón, los dedico a la memoria de Antoine de Saint Exupéry y su extraordinaria obra literaria. Vino a mi memoria este extraordinario poeta al toparme con una breve noticia del hallazgo, en los primeros días del presente mes de abril, de los restos del avión en que se accidentó y en el que fue muerto. Ya en 1998, por ese mismo paraje (frente a las costas del puerto de Marsella) fue encontrada una pulsera que perteneció al aviador, con su nombre grabado.

Hay unos datos sorprendentes sobre “El Principito”:

Ha sido traducido a 118 lenguas y después de La Biblia y El Capital de Carlos Marx, es el libro más vendido del mundo.

Las reflexiones que me ha inspirado esta obra, que aquí he plasmado, no pretendo que interfieran o se antepongan al criterio de ningún lector.

Dzunum

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