viernes, 7 de mayo de 2010

La Sexta, Marcos, Andrés M., Pasamontañas y Globalización


La Sexta, Marcos, Andrés M.,
Pasamontañas y Globalización.
                      Agosto 2005


¡Solidaridad con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona! ¿La mía? ¡Es total!, y no porque sea yo miembro del EZLN, que no lo soy, y no lo soy debido a que las circunstancias no nos dejan ser, a veces, lo que quisiéramos ser. Pero sí soy lo que soy, y, de lo que he escrito, y seguiré escribiendo, nunca me retractaré.

A mi buzón llegó un escrito de alguien que, repitiendo el estribillo de los que nada tienen que hacer en un foro electrónico de naturaleza izquierdista, (en mi opinión), dice: (más o menos) “yo no puedo hablar o estar de acuerdo con quienes se cubren el rostro” y paralelamente expresa: “no quiero que mencionen mi nombre cuando envíen el mensaje de solidaridad de este Medio Independiente, (Indymedia) con la Sexta Declaración”

La cara cubierta de los miembros del EZLN, incluidos ancianos y niños de los dos sexos, es sólo una forma de distinguirse y significarse. Paradójicamente, de identificarse. Es un uniforme barato: solamente un pasamontañas o un pañuelo (paliacate). Su valentía, con esa prenda o sin ella, queda impecable.

Yo me protejo con mi pseudónimo de Dzunum para que no me vayan a mandar al recalcitrante anticomunista Miguel Nazar. Además no quiero “quemarme”, si se publica mi nombre, con mis múltiples socios financieros de mi blanca tierra.

Imagínense ¡Qué van a decir! si se enteran que ando en estos “medios”.

Creo que lo dicho en la Sexta Declaración está muy claro. Es algo semejante a la teoría respecto de la concentración del capital en unas cuantas manos. El enemigo común:

El maldito neoliberalismo que nos tiene fritos, digamos, al ochenta por ciento de los mexicanos, mexicanos unidos en un frente común, que podemos luchar de muy diversas formas, sin armas, contra el neoliberalismo, negándonos a aceptar determinado gobernante o determinada forma de gobierno, por ejemplo.

Ochenta millones de mexicanos, de todas edades y sexos, manifestándonos con la cara cubierta “para que no vayan a reconocernos”.

Ochenta millones que vamos a evitar la privatización o entrega al extranjero, de nuestros recursos energéticos, que vamos a detener la deforestación, a combatir (porque nunca se ha combatido) el narcotráfico, el alcoholismo, el juego de azar, el secuestro, la corrupción, el crimen y el desempleo.

Vamos a quitarles los privilegios a quienes no los merecen y vamos a echar del país a los traidores a la Patria: los de este sexenio y de los pasados. No tenemos una buena opción entre los que se dicen candidatos, para gobernar a México. Todos, sin excepción, han sido y son deshonestos.

El supuesto izquierdismo de Cuauhtémoc, nunca lo palpamos, pero eso sí, colocó a su hijo como gobernador de Michoacán, como si ese estado de la federación le perteneciera a su familia (que, de hecho, es así). Años luz lo separan del nacionalismo, patriotismo y honestidad de su padre, Don Lázaro Cárdenas del Río.

En cuanto a Andrés Manuel, se colgó cuando manifestó su tibia actuación respecto del ratero Ponce, ex tesorero del Distrito Federal, integrante de su equipo; y todos los jefes delegacionales perredistas envueltos en actos de escandalosa corrupción a los que nunca hizo alusión. Tampoco se opuso a los dictámenes de suicidio dictados por su Procurador en los casos de Digna Ochoa y Noel Pavel González, luchadores sociales, mismos que nunca merecieron sus comentarios públicamente.

Si bien las obras viales durante su desempeño son monumentales y necesarias para la complicada vialidad capitalina, y, los beneficios económicos a un amplio sector de ciudadanos de la tercera edad, han dejado buena impresión entre los habitantes del Distrito Federal, su manifiesta intención de congraciarse con el gobierno de derecha que encabeza Vicente Fox y su acercamiento con el sector capitalista, también lo excluyen del voto izquierdista para Presidente de la República.

En un año que falta para los comicios presidenciales, podría surgir algún buen líder que contara con la voluntad de la mayoría del pueblo, pero de no surgir y se nos quiera imponer a alguien por la fuerza de las armas, habrá que aceitar los viejos treintas.

Ese es para mí el espíritu de la Sexta Declaración y el último comunicado del EZLN.

Dzunum





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